Juan no entiende qué tiene que ver la Biblia con su vida llena de responsabilidades monótonas: trabajo, familia, trabajo. Natalia trata de ser una buena cristiana, pero está muy decepcionada con Dios porque no le ha dado lo que siente que merece. Mónica va juiciosa todos los domingos a la iglesia, pero no se conecta con nadie. Andrés siente mucha culpa porque cada vez que intenta compartir el evangelio con amigos le da vergüenza y se acobarda.