Desde que Eugene Peterson escribió este clásico de la formación espiritual hace casi cuarenta años, cientos de miles de cristianos se han inspirado en su llamado al discipulado más profundo. Como sociedad, todavía estamos obsesionados con lo inmediato; las nuevas tecnologías solo han intensificado nuestra búsqueda de la solución rápida. Pero la prescripción probada de Peterson para el discipulado sigue siendo la misma: Una larga obediencia en la misma dirección.