La plantación de iglesias no es un trabajo de ingeniería; es una labor de desarrollo orgánico espiritual. No se trata de encontrar una buena ubicación estratégica, sino de generar un espacio espiritual para desarrollar una comunidad de discípulos de Jesucristo que crezcan, se reproduzcan y bendigan a su comunidad.
Este libro nos muestra ese proceso con pasión, una clara perspectiva bíblica y un profundo amor y conocimiento de la realidad de América Latina.