Usted conoce el "evangelio de prosperidad", el evangelio de "póngale nombre y proclámelo"; y el evangelio con carga política. Esta clase de mensajes son predicados a diario en no menos de 90 por ciento de los canales de televisión cristiana. Pero, ¿dónde quedó aquel evangelio del que el apóstol Pablo no se avergonzaba?