El cordón de grana tiene como objetivo honrar a las muchas mujeres que desempeñaron un papel trascendental en la Historia de la Salvación. El título viene sugerido por la historia de una ramera, Rahab, que colgó un cordón de grana de la ventana de su casa situada en el muro de la ciudad de Jericó, para que el ejército invasor bajo el mando de Josué pudiera identificar a su familia y salvarla de la destrucción. Sirva como símbolo de la línea mesiánica que se extiende desde Eva, la madre de todos los vivientes, hasta María, la madre del Señor.