Las adolescentes cristianas anhelan complacer a Dios, pero la presión de los compañeros, las actividades escolares y los cambios físicos hacen que cualidades piadosas como la paciencia, la bondad y el autocontrol sean difíciles de desarrollar. La buena noticia es que al enfocarse en Dios, las niñas pueden vivir el fruto del Espíritu. Así podrán:
La fidelidad y la mansedumbre llegan cuando las adolescentes caminan con Jesús y expresan su amor a quienes las rodean.