Toda doctrina bíblica es clave para el bien de la iglesia. Sin embargo, existen entre ellas varias que son muy fundamentales para la edificación de una iglesia sólida. Estas cinco doctrinas que se presentan aquí, es decir ‘La corrupción del hombre’, ‘Su elección en Cristo’, ‘La expiación eficaz’, ‘La Gracia irresistible’, ‘La perseverancia de los santos’, son básicas. Al no tener un concepto cabal de la seriedad del problema del hombre, el evangelio que se predica es deficiente. Al no concebir con firmeza la actuación de Dios a favor del hombre en gracia, nos llega la tentación de predicar un evangelio de buenas obras – obras sin sentido y objetivo al no tener valor para la salvación del hombre. Al dominar estas doctrinas, no sólo al nivel intelectual sino en lo concreto de la experiencia, el creyente descubrirá nuevas dimensiones en su vida en Cristo.’