Amós es el profeta de la simpleza, llamado a enfrentarse a la sofisticación de un reino que había obtenido su independencia separando lo que Dios había unido. Israel era una nación próspera cuando este profeta denunció su infidelidad al pacto. El rey había organizado una religión falsa llena de ostentaciones externas que gozaba del desprecio de Dios y del profeta.
Amós es el profeta de la plomada de Dios y todo edificio o reino que se haya levantado sin sus directrices será derribado. Es un profeta fuerte, curtido, vigoroso, directo, hábil con las comparaciones. Quiera el Señor usar este comentario para avivar nuestro entendimiento de lo que significa “labor profética” en nuestro tiempo.