El celo evangelístico de Spurgeon salta a la vista tanto en sus sermones como en su producción literaria, no solo en sus enseñanzas sobre la evangelización sino también en sus mensajes dirigidos directamente a los pecadores. Ante la puerta estrecha no es un libro evangelístico más. El autor buscó darle un enfoque muy concreto, dirigiéndolo no a los "millones de personas [...] alejadas de Dios y de la paz", sino "a un grupo más reducido que no se encuentra lejos del Reino de Dios". Efectivamente, Spurgeon era consciente de que hay personas que tienen una especial sensibilidad espiritual, unas inquietudes y anhelos que les llevan a buscar en medio de la maraña religiosa que les rodea. Personas que, sin embargo, sienten toda clase de impedimentos (internos y externos) para entrar por "la puerta estrecha" de que nos habla el Evangelio. A tales personas se dirige el autor con sensibilidad espiritual pero también con firmeza, quitando los obstáculos y excusas que aquellas encuentran en su camino al Reino de Dios. Paso a paso, considera el despertar espiritual que algunos experimentan, la singularidad de Jesús para responder a sus anhelos, y la necesidad de una fe personal en Él; explica la sencillez de la fe, disipa el temor a creer, resuelve los problemas en el camino de la fe, lleva al lector a contemplar la Cruz en toda su desgarradora realidad, exhorta a abandonar cualquier pecado que se interponga, responde a las objeciones que algunos suscitan, muestra la absoluta necesidad de la fe y da instrucciones prácticas a los nuevos creyentes.