Escrito en tiempos de avivamiento, este libro fue el fruto de las reflexiones de un pastor que miró más allá de la profesión de fe, una oración de salvación o una experiencia espiritual. Se dio cuenta que el camino que lleva a la unión con Dios no es fácil, y entendía con su contemporáneo, Jonathan Edwards, que "el justo con dificultad se salva" como dice Pedro en su primera epístola, capítulo cuatro, verso dieciocho. El creyente debe luchar con enemigos poderosos, y si Dios no estuviese con nosotros, pronto seríamos vencidos y destruidos. Pero Dios nos toma, nos limpia, nos fortifica, y nos transforma hasta dejarnos equipados para entrar en la gloria celestial. ¿En qué consiste el ser cristiano? ¿Cuáles son las señales espirituales que muestran palpablemente a nosotros mismos y a los demás que hemos nacido de Dios? ¿Cómo podemos asegurarnos de que poseemos verdadera vida espiritual? Estas preguntas son de suma importancia y cada persona debe examinarse a si misma.