Las Escrituras son claras en cuanto al hecho de que debemos estar preparados para comunicar la verdad del evangelio siempre que se nos presente la oportunidad, y hacerlo con la actitud correcta. Pero incluso cuando su tono es amable y respetuoso, ¿qué debe decir, específicamente, cuando le preguntan o le retan en cuanto a su fe? Y como discípulo de Cristo, ¿cuál es su responsabilidad general para con los que no creen?