Después de una prolongada soltería en la soberanía de Dios, y persuadida de que la misma tenía un propósito Bueno, agradable y perfecto, delante de él. Me propuse a escribirles a esas hermosas damas, virtuosas por demás, que aún que se encuentran en este estado, exhortándoles a esperar contra esperanza y contra toda cultura, aquello que le serádado desde el cielo, si es la voluntad perfecta de nuestro Dios para ellas, un compañero. Bellas damas, no porque en la actualidad se encuentren sin identidad, pues la misma, la encontramos en nuestro Señor Jesucristo, al venir a Sus pies en arrepentimiento y fe. Sino, porque ustedes llevan el deseo en sus corazones, de ser una ayuda idónea de un siervo Suyo, lo cual es conforme a su voluntad, si así esta establecido para ustedes, mientras aguardamos el encuentro glorioso con nuestro amado Señor y Salvador Jesucristo. Amén! Sé fiel hasta la muerte, y yo te dare la corona de la vida. Ap. 2:10b