Con un estilo y un ojo ilustrativo de predicador, con el cuidado de un pastor por las personas preciosas y sus mayores temores, y con la comprensión de un teólogo del panorama general de la Biblia y el corazón del evangelio, Matthew McCullough escribe para superar nuestro desapego de la muerte y profundizar nuestro apego al Señor Jesucristo.