Las interrupciones son molestas y a veces exasperantes; pero aun así, diseñan los mejores planes que Dios tiene para tu vida. Aquellos que al fin de cuentas se diseñaron para ti, y que a menudo se oponen a los tuyos.
Dios interrumpió la vida del profeta Jonás con un llamado que le requirió un cambio de vida total. Jonás se aterrorizó tanto que salió corriendo en dirección opuesta. Sin embargo, lo que aparentemente para él era una interrupción innecesaria e inservible, se transformó en una oportunidad para que fuera parte de algo que, en el mundo del Antiguo Testamento, jamás había sucedido antes. Esta interrupción fue realmente una intervención divina y tuvo más aventuras y posibilidades de las que él nunca podría haberse imaginado.
Nosotros, tal como Jonás, solemos huir de las interrupciones. Cuando los grandes dolores y los pequeños problemas nos causan tropiezos en los planes y las metas que hemos pensado cuidadosamente, nosotros también nos encaminamos en la dirección opuesta. Quién sabe qué nos perderíamos al huir de lo que muy bien podría ser el medio que Dios emplea para redirigirnos hacia el resultado más grandioso de nuestra vida. Jonás puede contarnos uno o dos relatos, y tú también. De igual manera, Priscilla Shirer, la popular conferencista y escritora, también puede compartir desde una perspectiva estrechamente personal aquellas oportunidades perdidas y las lecciones aprendidas; y la asombrosa libertad y la satisfacción que provienen de andar con Dios aún cuando Él está yendo en el sentido contrario al tuyo.