En este excelente comentario, el Reformador Juan Calvino nos lleva a recorrer los primeros anales de la historia humana, inspirados por el Espíritu Santo por mano de Moisés para dar a conocer las maravillosas obras de Dios, y por medio de ellas, a Dios mismo como Creador. Aun en nuestros días, podemos aferrarnos a la misma alta perspectiva que tuvo Calvino de las Sagradas Escrituras y adoptar junto a él la disciplina de poner toda fuente de verdad bajo ele escrutinio de la Biblia. Al ocuparnos de esta tarea, alcemos igualmente la mirada al Autor del universo, y disfrutemos de todo lo creado reconociéndole siempre como el Autor de todo beneficio.